En 1945, en el Mississippi-Alabama Fair and Dairy Show, un chaval de a penas diez años de edad, vestido de cowboy, se sube a una silla para alcanzar el micrófono y cantar “Old Sheep”. Pocos meses después, de regalo de cumpleaños, recibiría su primera guitarra. Empezaba la imparable leyenda de “El Rey”.
Porque, a pesar de las campañas de marketing y de las continuas promesas de las emisoras de radio, de Rey sólo ha habido y sólo habrá uno. En su infancia, Elvis Presley tenía el sueño de ser estrella de Hollywood o cantante melódico. Tuvimos suerte, con él nació el rock’n roll.
Elvis, el icono
En los Estados Unidos, Elvis Presley encarna la imagen paradigmática del sueño americano encarnado. Fuera de sus fronteras, es visto como ese cantante felino que echaría a rodar la imparable rueda de fuego que se convertiría en el rock actual. No importa cómo lo veamos, lo único indiscutible es su imagen de icono cultural y social. Un papel forjado como se forjan las leyendas.
Y es que “El Rey” cumple a la perfección el arquetipo de estrella. Empezando por su origen, humildísimo. Sus padres formaban parte de lo que se conocía como “basura blanca”, lo que en el escalafón social sureño de la época estaba unos pocos palmos por encima de los descendientes de los esclavos. Pero le redimía descender de una familia decente y trabajadora de la que nunca renegó. Fue un chaval con una educación mínima que se ganó sus primeros dólares trabajando de lo que fuera (acomodador de cine, conductor de camionetas), modoso y enmadrado y cuyas únicas excentricidades eran las ropas y los peinados. Un chaval normal y corriente con un don otorgado por los dioses: una voz especialmente poderosa, una capacidad escénica inigualable, una increíble adaptabilidad a varios géneros y un carisma… único.
Cuando Elvis triunfó masivamente, no se dejó seducir por éxito. Echó raíces en Memphis, siguió rodeándose de sus amigos, no rehuía el contacto con la gente de la calle y eran famosos sus generosos regalos a completos desconocidos. Como artista afortunado que era, exhibía su riqueza y sus privilegios, pero como un sureño más seguía manteniendo los pies en la tierra, siempre dispuesto a ayudar a familiares, amigos y desconocidos.
Su música y su especial forma de ser fueron configurando una imagen que trascendió todas las barreras. Incluida la de la muerte, acaecida un 16 de agosto de 1977. Ese día “el Rey” se convertía definitivamente en leyenda. Pasaba a ser ya un icono para todos nosotros.
Auténticos productos Elvis “made in USA”
Ya hace más de 40 años de su muerte pero, para muchos fans, su figura aún es muy importante. En Corbeto’s Boots lo sabemos y por eso nos esforzamos en traer de los Estados Unidos los mejores recuerdos de “El Rey”.
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