Llega el carnaval, la fiesta más divertida del año celebrada con algarabía en gran parte del mundo. Personas de todas las edades y condiciones se suman a la más desinhibida de las fiestas, en la que si no todo está permitido, sí es frecuente ver a “enemigos irreconciliables” disfrutando juntos del festejo: cowboys e indios, policías y ladrones, personajes históricos y héroes de ciencia ficción… En carnaval no existen barreras, sobre todo para la imaginación.
La fiesta se vive entre desfiles, disfraces, bailes de máscaras, fiestas, algunas especialidades gastronómicas, y diversión a raudales. Este año el Carnaval llega algo más tarde que los anteriores, así es que en parte también anuncia la despedida del invierno en el hemisferio norte. La vivacidad de la fiesta invita a “desperezarse” tal y como hace la naturaleza con la proximidad de la primavera.
Pero antes de árboles y flores se vistan marcando cambio de estación, lo haremos nosotros con los disfraces, que son la esencia del carnaval y uno de sus máximos atractivos. El carnaval también es la ocasión perfecta para dejar salir a flote el “alter ego” que todos llevamos dentro, o explotar al máximo nuestros looks preferidos, como por ejemplo el estilo western.
Sí, el carnaval puede ser la ocasión para convertirse en un auténtico cowboy o en una bella cowgirl, pero con la ventaja de que después podrás seguir luciendo algunos de los elementos de tu disfraz durante todo el año.
Dime de qué te disfrazas y te diré quién eres
El carnaval también es una válvula de escape que permite liberarse de algunas normas sociales. No se trata de extralimitarse, sino de relajarnos, dejar volar la imaginación y elegir sin complejos quién nos gustaría ser, aunque sea por un día.
Según los psicólogos, la elección del disfraz a menudo está relacionada con la posibilidad de representar un papel que refleja rasgos de nuestra verdadera personalidad. O sea, que si interiormente sientes que tienes alma de cowboy, llegó el momento de que la liberes. La vestimenta del cowboy se caracteriza por combinar lo utilitario con lo decorativo, de ahí que el estilo western tenga presencia permanente en el mundo de la moda.
Pero vamos a ver qué necesitarías para convertirte en un auténtico cowboy o cowgirl, aunque sea por un día. La imagen más habitual de un auténtico cowboy es la de un hábil jinete vestido de forma llamativa con sombrero de ala ancha, camisa vaquera, pañuelo al cuello tipo bandana, chaleco, botas altas con espuelas, y uno o dos revólveres enfundados en pistoleras o metidos en el cinturón vaquero.
Si hay una pieza imprescindible en este tipo de disfraz, sin duda es el sombrero de cowboy: un auténtico icono del Oeste, su finalidad era adecuarse a todas las necesidades que pudieran surgir, como protegerse del sol y la lluvia, atizar el fuego, recoger agua, o incluso servir de almohada.
Y si estás pensado en la utilidad que le puedes dar a tu sombrero después de carnaval, no te faltarán ocasiones: puedes usarlo en la playa o en el campo para protegerte del sol, llevarlo en tus travesías a caballo, o también lucirlo para disfrutar de una velada country en un Honky Tonk.
Afinando la puntería en tu atuendo de cowboy o cowgirl
Si bien el sombrero es fundamental, necesita una camisa adecuada que lo acompañe. Las camisas vaqueras de cuadros son una apuesta segura en este caso. Combinando distintos colores, desde los más vivos hasta los más sobrios, seguro que encontrarás una que se adapte a tu estilo. Si no te van los cuadros, también puedes optar por una camisa vaquera lisa. Deberás llevarla por dentro del pantalón, y si rematas el efecto con un cinturón vaquero, el resultado no podrá ser mejor. Además, la camisa vaquera es una prenda a la que podrás dar mucho juego durante todo el año, con o sin sombrero, al igual que el cinturón.
Si te decides a completar tu atuendo con un chaleco, deberás llevarlo abierto y más bien holgado, tal y como haría un auténtico cowboy. Y en cuanto a la bandana o pañuelo paisley, llévala anudada con holgura al cuello. ¿Sabías que los cowboys también daban a sus bandanas usos tan sorprendentes como utilizarlas como torniquete si les mordía una serpiente, o incluso como lazo de mano para atar la pata de un becerro?
Pero sigamos con algunos accesorios para redondear al máximo tu disfraz de cowboy, como por ejemplo, una insignia de sheriff: el símbolo de la figura de autoridad encargada de velar por la justicia. Y no hay sheriff sin cartucheras para llevar las pistolas, así que estos dos accesorios, insignia y cartucheras, son inseparables.
Otro complemento imprescindible en tu disfraz de cowboy o cowgirl, son las botas. Preferentemente de caña alta o media, de cuero monocolor o combinando dos colores, y de materiales como cuero, piel blanda, piel girada, cuero envejecido… Icónicas e irresistibles, hay tantos modelos de botas cowboy a escoger como ocasiones para lucirlas.
Y es que disfrazarse de cowboy o cowgirl, no solamente puede ser la ocasión para liberar sin complejos tu alma vaquera si la tienes: es también disfrutar de un estilo que no pasa de moda y te diferenciará del resto.