Descubre el Spaghetti Western y Esplugas City

En estos últimos años, el cine del oeste está viviendo una nueva regeneración. Tras una larga época dorada que duró desde los inicios del cine hasta mediados de los años 70′, le siguió un interludio en el que prácticamente se le daba por desaparecido, para reaparecer, en este nuevo siglo, ya no como un género de moda, si no como una ambientación en la que situar diferentes historias y registros.

En esta irregular historia, podemos encontrar una época muy especial, la que va desde el año 1961 hasta el año 1976. Es la época del spaghetti western.

Qué es el spaghetti western

“Spaghetti western” fue el término peyorativo con el que, no sólo los medios norteamericanos, si no los críticos de cine en general, se refirieron siempre al western europeo. El motivo es muy sencillo. La mayor parte de estas películas eran producciones italianas y españolas (a menudo coproducciones) y, muy ocasionalmente, de otros países europeos como Alemania o Francia.

El spaghetti western se caracterizaba, a diferencia de las clásicas películas americanas, por una estética mucho más naturalista y sucia, por unos personajes carentes de moral y por sus altas dosis de violencia. Por otro lado, también tenían en común, habitualmente, un escaso presupuesto. Aunque eso no repercutía en el aceptable nivel artístico que alcanzaron mucha de sus películas.

También es destacable, su principal aportación al cine. Muy a pesar de muchos de los críticos mas sesudos, el spaghetti western cambió la forma de hacer cine. Fue este género el que popularizó la inclusión de la banda sonora como un actor más de la película, siendo un elemento clave para dar fuerza a las escenas más relevantes. Uno de los ejemplos más evidentes es la obra del compositor Ennio Morricone.

Historia del spaghetti western

Aunque el western europeo más antiguo es El emperador de California (1936) del director alemán Luis Trenker, esta película carece de las características estilísticas del spaghetti western. De hecho, suele tomarse como referente la película americana Veracruz (1954) de Robert Aldrich.

La producción en serie de westerns en Europa no empezó hasta 1961, pero no fue hasta 1964 que el éxito de Por un puñado de dólares, de Sergio Leone, convirtió al spaghetti western en un género de masas.

Durante la segunda mitad de la década de los años 60′ se vivió el apogeo de este género, especialmente gracias a las películas de Sergio Leone, pero también por otros directores como Sergio Corbucci o Enzo G. Castellari.

A principio de los años 70′, el spagheti western empezaba a decaer. Fue entonces cuando el director Enzo Barboni le dio una vuelta de tuerca reinventando el género con su película Le llamaban Trinidad y la pareja cómica Bud Spencer y Terence Hill. El tono cómico-picaresco de la historia era desconocido hasta entonces, pero no caló lo suficiente para que el género aguantara unos pocos años. A mediados de la década, a penas se producían películas importantes y, oficialmente, se toma el año 1976 con Keoma de Enzo G. Castellari como fecha final del spaghetti western.

De todas formas, hay que tener en cuenta que, entre 1961 y 1976 se produjeron entre España e Italia unas 500 películas del género. Una cifra que demuestra una evidente demanda por parte del público.

Esplugas City, al Oeste de Barcelona

Cuando se habla del rodaje de spaghetti western en España lo primero que viene a la mente son los escenarios del desierto almeriense de Tabernas, construidos entre 1965 y 1966. Pero la verdad es que, uno de los pioneros del género fue Esplugas City, construido en 1964 y el segundo poblado con carácter permanente que se construía en España después del de Hoyo de Manzanares en Madrid en el que se acababa de rodar Por un Puñado de Dólares con una joven promesa: Clint Eastwood.

Esplugas City nació de la necesidad de los Estudios Cinematográficos Balcázar, situados en Barcelona, de un espacio donde rodar las escenas de exteriores. Se creó un primer poblado de 10.000 metros cuadrados, pero tuvo que ser trasladado en 1967 por la construcción de la autopista. Su nuevo destino fueron los barrios del Centro y la Mallola de Esplugues de Llobregat. Que acogieron un auténtico poblado del Oeste: con Saloon, oficina del Sheriff y caballerizas, alrededor de una calle de 120 metros de largo y 12 metros de ancho de polvorienta arena del desierto.

Entre 1964 y 1972 Esplugas City acogió el rodaje de una sesentena de películas. Por sus escenarios cabalgaron estrellas como Klaus Kinski, Charles Boyer, George Martin, Christopher Lee, Robert Taylor, Lex Barker, Giuliano Gemma o Jack Elam. Destacando títulos como Pistoleros de Arizona, Una Pistola para Ringo o, su última producción, Le llamaban Calamidad.

Y es que la decadencia del spaghetti western empezaba a afectar a los Estudios Balcázar y a Esplugas City. A principio de los 70′, los Balcázar quieren mantener vivo el poblado y su leyenda convirtiéndolo en lo que hubiera sido el primer parque temático del género en toda Europa. Tras unas duras negociaciones con el Ayuntamiento, ya tenían los permisos. La mala suerte quiso que Alfredo Sánchez Bella, ministro franquista de Información y Turismo entre 1969 y 1973, lo viera en su traslado al aeropuerto de El Prat a Barcelona. Tras preguntar a sus subordinados qué era aquello, el ministro mandó derribar el pueblo porque «daba mala imagen» para España.

Pero los Balcázar se guardaban lo mejor para el final, el rodaje en agosto de 1972 del que sería su último western, Le llamaban Calamidad y con el que harían coincidir el final de la ficción y la realidad del poblado: unos bandoleros dinamitaban el pueblo, que quedaba reducido a cenizas. Las imágenes del poblado en llamas, grabadas con tres cámaras porque no había opción de repetir escenas, fueron tan espectaculares que se vendieron para su utilización en otras películas y sirvieron para obtener los últimos beneficios.

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Fuente de las imágenes: Tarantino Archives, New York Times, Hollywood.com, La Vanguardia

Showing 3 comments
  • Johnny Back
    Responder

    Muy bueno

  • William Munny
    Responder

    Lástima que no esten en activo o al menos visitable para jugar un rato al Far West

    • Carlos Bernal
      Responder

      Fue un tonto el ministro ese, me perdonan la expresión, no sabía la cantidad de turistas y beneficios que iría a traer el poblado, cosas incomprensibles

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